La visita del canciller de Rusia al país la semana que termina fue una jugada de alta y sabia política del presidente Abinader, en el espíritu de convencer al país europeo de apoyar la posición dominicana frente al tema de Haití y al mismo tiempo impulsar las relaciones y el turismo.
Abinader capitalizó para su provecho y la tranquilidad del gobierno el encuentro con Serge Lavrov, diplomático y amigo personal del presidente Vladimir Putin, y uno de los hombres de mayor poder internacional. La visita, sorpresiva para muchos, reafirmó la independencia de RD.
Aunque no se han dado muchos detalles de la conversación que el gobernante dominicano y Lavrov sostuvieron en el Palacio Nacional, fuentes aseguran que el tema de Haití y las preocupaciones dominicanas fueron parte sustancial, así como la vuelta de los turistas rusos.
Rusia acogió a muchos estudiantes dominicanos en sus universidades mucho antes de que los dos países restablecieran relaciones diplomáticas, lo que fue una muestra de buena voluntad del país que en la época se le reconocía como la Unión Soviética. Abinader ha puesto al margen los prejuicios.
Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, integrado por 15 países, como también lo son Estados Unidos, China, Francia y el Reino Unido. Estos miembros tienen derecho a veto. Otros 10 países son miembros no permanentes.
Sabio, como ha resultado el líder dominicano, se cuidó de que el mismo miércoles cuando recibió al canciller ruso en el Palacio Nacional, asistió al seminario sobre problemas de las drogas sintéticas auspiciado por la embajada de los Estados Unidos, donde se concedió al gobernante dominicano el crédito por responder a la lucha contra esas drogas.
En un evento relacionado con la coctelera diplomática de la semana, la propuesta embajadora de los Estados Unidos para la República Dominicana Leah Francis Campos le dijo a la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de su país que trabajará con la parte dominicana para reducir la influencia de China en la RD.
Dijo a los congresistas que se ocupará de intensificar las labores que desarrollan los dos países (USA-RD) para desmantelar los cárteles de drogas y las organizaciones criminales transnacionales. También quiere trabajar estrechamente con la parte dominicana para mejorar la seguridad fronteriza con Haití.
Al conmemorar en la semana que concluye el séptimo aniversario del establecimiento de las relaciones domínico-chinas, el embajador del país oriental, Chen Luning escribió un extenso artículo en el Listín Diario en el cual definió a la RD como “socio confiable” y “amigo honesto digno de colaborar”.
Abinader tiene un problema mayor en el frente interno. Se trata de usar todos los medios para congregar a los ex presidentes Mejía, Fernández y Medina para plantear un frente común en el empeño de contener la creciente inmigración ilegal de ciudadanos haitianos que están aterrorizados por la situación de su país y pasando hambre.
Los líderes políticos serían los más beneficiados a largo plazo de ese acuerdo porque, contrario a Abinader, quien no aspira a reelegirse en el año 2028, ellos podrían desear no encontrar para la época la situación que heredó el actual mandatario cuando asumió hace más de cuatro años.
En el frente interior, tiene un tema menor, la propuesta descabellada para interpelar en el Congreso a la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, quien le ha plantado cara al tigueraje callejero y propone el cumplimiento de las leyes de tránsito, actualmente objeto de diaria violación por parte de conductores, choferes de vehículos y motociclistas.
A la abogada Fadul le ha faltado mano dura o es que el desorden ha llegado al extremo cuando se ve a los motoristas circulando por las aceras donde espantan a los ciudadanos que las ocupan para trasladarse a sus destinos. Más que interpelación, lo que requiere la ministra Raful es mayor apoyo público y del régimen de Abinader para cumplir sus propuestas.