
El mítico y querido cantante caribeño-norteamericano, Harry Belafonte murió el martes de madrugada en Nueva York, a los 96 años, dejando una estela de lucha por los derechos civiles, la mejoría de los más pobres y un legado artístico en las tablas, el cine y la canción que son irrepetibles.
Conocido como “el rey del calipso”, el ritmo vernáculo de Jamaica mucho antes que irrumpiera en el escenario de esa isla el reggae, Belafonte abrazó desde muy joven las artes, hizo famosas canciones como “Jamaica Farewell”, “Day O”, y otras del mismo ritmo sincopado con cueros y sonidos de acero, como la pegajosa “Matilda”, que abandonó a su amor y se fue con el dinero a Venezuela.
Fue un amigo del doctor Martin Luther King, a cuyo lado y en algunas de sus marchas en Atlanta participó sin temor a las represalias o al qué dirían sobre su papel como artista. Al conocerse su fallecimiento y confirmarlo su familia, algunas de las primeras condolencias llegaron desde los hijos de la familia King.

Belafonte había nacido en Harlem, Nueva York, el 1 de marzo de 1927. Su familia se trasladó con él siendo muy niño a Jamaica. Luego regresarían a la gran ciudad para hacer su vida como artista y político. Aunque nunca ocupó cargo alguno era miembro del Partido Demócrata y apoyó siempre las causas más liberales.
El activismo de Belafonte por las causas de la diáspora hizo que en 1960 el presidente de Guinea-Conakry, Sekou Touré, lo invitara a crear el Ballet Nacional del país, lo que finiquitó la polémica que existía en la joven nación africana que había conquistado su independencia en 1958.
El Kennedy Center for the Performing Arts, en Washington, DC, honró a Belafonte durante una velada artística en la cual lo presentó Sidney Poitier, viejo y old amigo, en 1989. En ese acto fue reconocido también el arzobispo sudafricano, Desmont Tutu. Pero fueron tantos los reconocimientos en forma de cintas, medallas y estatuillas que llenarían esta página.

La noticia del fallecimiento de Belafonte el martes, opacó el anuncio hecho por el presidente Biden de que buscará un segundo término en las elecciones de 2024. Así era el cariño y el respecto que los políticos y los medios le tenían a un ícono de la canción popular y de las artes, que recibió en vida todos los honores.
Belafonte era educado y a su apostura se unía su estilo sartorial impecable. Hablaba un inglés refinado y para los fines de su atracción era un galán. Se casó tres veces y actualmente tenía una compañera, Ellen Holly. Tuvo cuatro hijos: Shari Belafonte, David Belafonte, Adrienne Belafonte Biesemeyer y Gina Belafonte.