Se diría que por impericia el presidente del Ecuador, Daniel Noboa Azín, de 36 años, ordenó el asalto la pasada semana a la embajada de México en Quito, la capital ecuatoriana, a solamente tres semanas de la consulta y referendo popular que buscaría respaldar las medidas de excepción tomadas por su gobierno contra el terrorismo que afecta el país.
Noboa Azín sortea una situación diplomática extrema con México y la comunidad internacional que casi, de manera unánime, ha repudiado la toma por la fuerza de la misión diplomática mexicana donde se encontraba refugiado desde diciembre de 2023 el ex vicepresidente Jorge Glas, sentenciado por hechos de corrupción. Glas fue sacado “manu militari”.

Su mandato está completando el cuatrienio del presidente Guillermo Lasso (2021-2025), que no pudo terminar por renuncia y llamó a elecciones mediante un mecanismo constitucional denominado “muerte cruzada”, lo que le permitió disolver la Asamblea Nacional. Noboa Azín ganó las elecciones y pretende postularse en los comicios de 2025.
Noboa Azín decretó medidas de excepción para controlar el terrorismo, el bandidaje y el narcotráfico que ha quitado la paz al país sudamericano. Entre otras decisiones, impuso el servicio militar obligatorio para todos los jóvenes en edad de votar. La situación ha empeorado en Ecuador tras el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en agosto del año pasado.

Desde 1985 el Ecuador, otrora uno de los países más tranquilos de Latinoamérica, comenzó a agitarse por el trasiego de drogas fuertes por la frontera con Perú en el sur y la de Colombia en el norte, la cual estaba infectada de guerrilleros. Dos alzamientos militares contra el entonces presidente León Febres Cordero, sacaron al país de quicio. México rompió relaciones con Ecuador al día siguiente de que el viernes su embajada en Quito fuera asaltada por un comando militar. El domingo todo el personal diplomático salió hacia Ciudad de México, en medio de una alarma nacional y condena por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien consideró intolerable el paso dado por el país sudamericano.
Unas declaraciones de López Obrador, en las cuales acusó al presidente Noboa Azín de
“instrumentalizar la muerte del ex candidato vicepresidencial Villavicencio para ganar las elecciones del año pasado, fue la chispa que azuzó el fuego ya que, debido a las mismas, la cancillería ecuatoriana declaró persona non grata a la embajadora mexicana, Raquel Serur.

Nicaragua rompe también
Nicaragua anunció que condenaba la acción de Ecuador y rompió sus relaciones, en el caso extremo de la resonancia internacional que tuvo la decisión del presidente Noboa Azín. Muchos quizás no sepan que, con la medida, el presidente Daniel Ortega estaba respondiendo el gesto de ruptura diplomática que ordenó Ecuador en 1985.
El 11 de octubre de 1985 en horas de la madrugada, el gobierno del presidente León Febres Cordero ordenó desde su residencia en Guayaquil al canciller en Quito, la ruptura de relaciones con el gobierno de Nicaragua “ante las manifestaciones hostiles contra el presidente de Ecuador”, formuladas por su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega.
La ruptura entre los dos países en esa época ocurrió luego de que el presidente Ortega le solicitara a Febres Cordero la compra de petróleo para abastecer la demanda de su país. La respuesta del gobernante ecuatoriano fue mostrarle cara a cara, unas fotos en las que se veía a guerrilleros relacionados con AVC (Alfaro Vive Carajo), “que causan muertes y cometen todo tipo de delitos en Ecuador”, entrenándose en Nicaragua. Alfaro Vive Carajo fue la última guerrilla que tuvo su apogeo entre 1983-1991.
La falta de experiencia de Noboa Azín, si de eso se tratara, podría salirle caro a su país. México ya está planteando apoderar a los organismos internacionales para que consideren lo ocurrido el fin de semana en la capital ecuatoriana. Una condena internacional podría ser mortal para los planes del presidente ecuatoriano de ganar el referendo convocado para dentro de quince días.
Ayer martes el Consejo de la Organización de Estados Americanos se reunió en la sede de la OEA en Washington, DC, para conocer la situación que fue condenada por el secretario general Luis Almagro.
Ecuador explicó su posición sin encontrar respuesta de México. México se propone pedir a la Corte Internacional de Justicia una condena al país sudamericano.
También está en marcha una convocatoria de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC, donde muy seguramente la mayoría repudiará el asalto a la embajada mexicana. El gobierno de Noboa Azín tiene pocas posibilidades que no sean sacar de la cárcel de máxima seguridad de Guayaquil al ex vicepresidente Glas y devolverlo al asilo en alguna embajada, o extenderle un salvoconducto para salir del país.